viernes, 24 de junio de 2011

Decisiones que determinan nuestro éxito o fracaso.

Vacío... Varios metros abajo, pavimento... Inevitable. La fría muerte.

Leonor recordó que desde muy chica temía que su abuela la llevara a los funerales. Era una experiencia que la aterrorizaba. Ahora ella misma se encontraba a las puertas de emprender el viaje sin retorno. Creía que el suicidio era la única salida a la crisis matrimonial que venía enfrentando. La última discusión con su marido había sido una de las más violentas de los últimos meses. Recordaba, con dolor en el corazón, el momento en el que además de ofenderla verbalmente, la agredió. Jamás imaginó que las cosas llegaran a ese límite.

Desde el piso décimo de aquel edificio, la ciudad lucía esplendorosa. Irónico: a ella le encantaban los atardeceres y también, cuando el sol despertaba, juguetón y travieso, por entre las nubes, escapando de las montañas donde dormía perezoso. Sin embargo, en ese instante, quería morir.

Dolor, tristeza, desilusión, soledad. Bastaba que diera un paso y caería. En cuestión de segundos recorrería la distancia que la separaba del pavimento. Fácil, rápido, sin dolor.

… Y estaba a punto de hacerlo cuando tomó la mejor decisión de sus 27 años de vida: darse otra oportunidad. Pedirle ayuda a Dios. Creer que él podría transformar su marido.

Esa disposición fue el comienzo de una existencia renovada. Con cierta dificultad puso salvar la breve distancia que la separaba de la ventana de su habitación. Dentro de ese espacio que conocía tan bien, sonrió con paz en su corazón. Era atravesar el umbral de un nuevo comienzo. Una decisión acertada…

Decisión por un cambio

Dios tiene grandes planes para nuestras vidas. La decisión es nuestra. Él abre las puertas y formula la oportunidad. Quien determina qué camino seguir somos nosotros, y nadie más.

Dios no nos ve como nosotros somos hoy: hombres y mujeres con errores y debilidades. Él ve lo mucho que podemos hacer tomados de su mano, y el cambio crecimiento—tanto personal como espiritual--, que podemos lograr con Su ayuda.

Y como Él es quien hace el llamado, Él que jamás se equivoca, nos convoca sabiendo a dónde podemos llegar con su ayuda. Siempre estará ahí, latente; quien le da la espalda y decide moverse en su propia voluntad y en sus fuerzas, dejandolo de lado, somos vos y yo. Todo parte de una decisión que determina nuestro éxito o fracaso.

¿Cuántas veces nos vimos ante una dualidad, sin saber qué camino tomar?¿Cuáles fueron nuestros pensamientos ante la posibilidad de perder todo lo material, pero asegurar la vida eterna?

…Decisiones importantes, determinan nuestro éxito o fracaso. Es probable encontrarnos frente a la posibilidad de emprender el cambio y crecimiento—personal y espiritual--, con ayuda de Dios, o continuar el camino en el que podamos encontrarnos hasta hoy.

…Decisiones importantes, determinan nuestro éxito o fracaso.

miércoles, 22 de junio de 2011

Pato o Águila?

Rodrigo estaba haciendo fila para poder ir al aeropuerto. Cuando un taxista se acercó, lo primero que notó fue que el taxi estaba limpio y brillante. El chofer bien vestido con una camisa blanca, corbata negra y pantalones negros muy bien planchados, el taxista salió del auto dio la vuelta y le abrió la puerta trasera del taxi.

Le alcanzo un cartón plastificado y le dijo: yo soy Willy, su chofer. Mientras pongo su maleta en el portaequipaje me gustaría que lea mi Misión.

Después de sentarse, Rodrigo leyó la tarjeta: Misión de Willy: “Hacer llegar a mis clientes a su destino final de la manera más rápida, segura y económica posible brindándole un ambiente amigable”

Rodrigo quedo impactado. Especialmente cuando se dio cuenta que el interior del taxi estaba igual que el exterior, ¡¡limpio sin una mancha!!

Mientras se acomodaba detrás del volante Willy le dijo, “Le gustaría un café? Tengo unos termos con café regular y descafeinado”. Rodrigo bromeando le dijo: “No, preferiría un refresco” Willy sonrío y dijo: “No hay problema tengo un hielera con refresco de Cola regular y dietética, agua y jugo de naranja”. Casi tartamudeando Rodrigo le dijo: “Tomare la Cola dietética” Pasándole su bebida, Willy le dijo, “Si desea usted algo para leer, tengo el Reforma, Esto, Novedades y Selecciones…”

Al comenzar el viaje, Willy le paso a Rodrigo otro cartón plastificado, “Estas son las estaciones de radio que tengo y la lista de canciones que tocan, si quiere escuchar la radio”

Y como si esto no fuera demasiado, Willy le dijo que tenia el aire acondicionado prendido y preguntó si la temperatura estaba bien para él. Luego le avisó cual seria la mejor ruta a su destino a esta hora del día. También le hizo conocer que estaría contento de conversar con él o, si prefería lo dejaría solo en sus meditaciones. ...

“Dime Willy, -le pregunto asombrado Rodrigo- siempre has atendido a tus clientes así?” Willy sonrió a través del espejo retrovisor. “No, no siempre. De hecho solamente los dos últimos dos años. Mis primero cinco años manejando los gaste la mayor parte del tiempo quejándome igual que el resto de los taxistas. Un día escuche en la radio acerca del Dr. Dyer un “Gurú” del desarrollo personal. El acababa de escribir un libro llamado “Tú lo obtendrás cuando creas en ello”. Dyer decía que si tu te levantas en la mañana esperando tener un mal día, seguro que lo tendrás, muy rara vez no se te cumplirá. El decía: Deja de quejarte. Se diferente de tu competencia. No seas un pato. Se un águila. Los patos solo hacen ruido y se quejan, las águilas se elevan por encima del grupo”.

“Esto me pego aquí, en medio de los ojos”, dijo Willy. “Dyer estaba realmente hablando de mi. Yo estaba todo el tiempo haciendo ruido y quejándome, entonces decidí cambiar mi actitud y ser un águila. Mire alrededor a los otros taxis y sus chóferes… los taxis estaban sucios, los chóferes no eran amigables y los clientes no estaban contentos. Entonces decidí hacer algunos cambios. Uno a la vez. Cuando mis clientes respondieron bien, hice más cambios”.

“Se nota que los cambios te han pagado”, le dijo Rodrigo. “Si, seguro que si”, le dijo Willy. “Mi primer año de águila duplique mis ingresos con respecto al año anterior. Este año posiblemente lo cuadruplique.

Usted tuvo suerte de tomar mi taxi hoy. Usualmente ya no estoy en la parada de taxis. Mis clientes hacen reservación a través de mi celular o dejan mensajes en mi contestador. Si yo no puedo servirlos consigo un amigo taxista águila confiable para que haga el servicio”. Willy era fenomenal. Estaba haciendo el servicio de una limusina en un taxi normal.

El resto de los taxistas hacen ruido como los patos y cuentan todas las razones por las que no pueden hacer nada. Willy el taxista, tomo una diferente alternativa.

El decidió dejar de hacer ruido y quejarse como los patos y volar por encima del grupo como las águilas.

martes, 21 de junio de 2011

Mas alla del estruendo... La vida.

Ana Frank, en El diario de una joven, escribió: "Rehúso edificar mis esperanzas sobre una base de confusión, miseria y muerte." Ella comprendió que la esperanza se establece en algún sitio, más allá de nuestras circunstancias inmediatas. En efecto, la esperanza genuina, con frecuencia se sostiene en la oscuridad.

¿Cómo era capaz, esta joven de manifestar tal brío y convicción, más allá de su corta edad? Ella no permitió que la devastación que imperaba en aquel entonces moldeara su proyección hacia la vida. He aquí sus palabras: "Es realmente un milagro, no haber abandonado mis ideales... aún los conservo. Puedo escuchar el estruendo que se aproxima, sentir el dolor de millones, y no obstante, si alzo los ojos al cielo, pienso que todo va a estar bien."

No podemos imaginar cuántos horrores padecieron Ana Frank y su familia en el holocausto nazi, pero sí sabemos que su padre sobrevivió. Incluso, las palabras de Ana también permanecen vivas.

Años más tarde, el diario de esta joven que enfrentó uno de los períodos mas sombríos de la historia de la humanidad, ha sido leído por varias generaciones. Cualquiera se conmueve con aquel que decide tener esperanza en medio de la desesperación.

La adversidad, de vez en cuando, es parte de la existencia. A la hora de la prueba, tenemos las mismas alternativas que Ana: Aferrarnos a nuestros ideales o abandonarlos. Cuando las circunstancias suenen como "estruendo cercano", recuerda la sencilla verdad que acompaño a esta joven judía.

Un cimiento elaborado con los materiales correctos, contribuye a una vida de victoria. Abrazar con firmeza sus propios ideales, a pesar de las circunstancias, es un sello de personalidad.

viernes, 17 de junio de 2011

Termina la carrera.

Durante las Olimpiadas de 1992, de Barcelona, un joven corredor estadounidense de larga distancia, Derrick Redmond, corría al frente de su grupo muy dispuesto a ganar la carrera.

Súbitamente, en la vuelta final, se le paralizó un tendón de la pierna. Cayó al piso en agonía y sus compañeros lo esquivaron mientras lo pasaban.

Sus padres y amigos dejaron escapar un gemido colectivo, al igual que millones de estadounidenses que estaban observándolo vía satélite.

Entonces, con gran dolor, Derrick se levantó de la pista y comenzó a saltar sobre su pierna en dirección a la línea de llegada. Los últimos rezagados lo pasaron. La gente de los costados de la pista que temían por su salud le gritaban que se acostase. Sin embargo, Derrick siguió saltando. Mucho después de terminada la carrera, Derrick seguía saltando.

Derrick necesitaba recorrer todavía cerca de noventa metros cuando una figura saltó de las tribunas y comenzó a saltar por encima de las personas, sillas y de la valla de contención. Era Jim, su padre.

Corriendo hasta donde se encontraba su hijo, pasó un brazo por los hombros y juntos, en parte a saltos y en parte corriendo hicieron el resto del camino.

Derrick no consiguió una medalla de oro ese día, pero todos los que lo vieron a él y a su padre lo sabían... Derrick y Jim Redmond tenían corazones de oro.

El honor espera a aquellos que terminan la carrera.

Una vez que empiece una tarea, nunca la deje hasta terminarla. Ya sea trabajo grande o pequeño, bien hecho o no.

Todo lo que tu mano halle para hacer, hazlo según tus   fuerzas.

jueves, 16 de junio de 2011

Una identidad necesaria.

Editar

El   ingrediente más importante de  toda relación no es  lo que decimos o hacemos,  sino  lo que somos. 

Las técnicas y aptitudes  que  realmente  representan una diferencia en  la  interacción humana son las que fluyen casi de manera natural de un carácter verdaderamente independiente.

De modo que  toda  relación empieza a  construirse en nuestro  interior,  en nuestro círculo de influencia, en nuestro propio carácter.

Cuando a una persona le cuesta relacionarse de buena manera con sus cercanos se debe a que tiene  temas pendientes consigo misma.  No podemos pretender  manejarnos bien en nuestras relaciones si no tenemos un dominio sobre nosotros mismos.

Para esto debemos manejar ciertos principios que son previos al comienzo de una relación:

  • Tener claridad acerca de los principios inalterables de Dios que rigen tu vida.
  • Entender que mi éxito no está basado en la respuesta de la gente, sino en la aplicación de los principios divinos en cada uno de mis actos.
  • Ser proactivos, esto es, ser responsables de nosotros mismos y reconocer que todo lo que somos es debido a nuestras decisiones pasadas.

Al aplicar los principios anteriores a nuestras vidas podremos ser libres de la gente.

A partir de esa libertad podremos comenzar a trabajar en mejorar nuestras interacción con los demás.

Una persona que no  reconoce en su vida  la nueva  identidad entregada por  Cristo siempre estará esperando el reconocimiento de la gente, siendo constantemente decepcionada y herida, ya que no ha entendido que solo se nos puede herir con nuestro consentimiento.

martes, 14 de junio de 2011

Ya no puedes detenerte.

No te detengas en lo malo que has hecho; camina en lo bueno que puedes hacer. No te culpes por lo que hiciste, más bien decídete a cambiar. No te mires con tus ojos, contémplate con la mirada de Dios. No pienses en lo largo que es el camino de tu transformación, sino en cada paso que puedes dar para ser lo que Dios quiere que seas.

No confíes en tus propias fuerzas; pon tu vida en manos de Dios. No trates que otros cambien; sé tú el responsable de tu propia vida y trata de cambiar tú. Deja que el amor te toque y no te defiendas de él. Sólo contempla la meta y no veas que tan difícil es alcanzarla. Vive cada día, aprovecha el pasado para bien y deja que el futuro llegue a su tiempo. No sufras por lo que viene, recuerda que cada día tiene su propio afán.

Busca alguien con quien compartir tus luchas hacia la libertad; una persona que te entienda, te apoye y te acompañe en ella. No te des por vencido, piensa que si Dios te ha dado la vida, es porque sabe que tú puedes con ella. Si algún día te sientes cansado, busca el descanso en Dios que renovará tus fuerzas. Si algún día te sientes demasiado responsable de otros, recuerda que sólo Jesús es el Mesías.

volveran_subir_los_impuestosSi te sientes atado a alguien, pídele a Jesús que rompa las ataduras y que su amor vuelva a crear lazos nuevos de amor según su Espíritu. Si reaccionas ante toda provocación, ruega a Dios para que te enseñe a responder en lugar de reaccionar.

Si tu felicidad y tu vida dependen de otra persona, despréndete de ella y ámala, sin pedirle nada a cambio. Si necesitas tener todo bajo control, entrega el control de tu vida a Dios y confía en su poder y en su amor por ti. Aprende a mirarte con amor y respeto, piensa en ti como en algo precioso; ¡Eres un hijo de Dios! Piensa que Él está más interesado que tú en que te conviertas en esa creación que Él pensó desde toda la eternidad. "Vivir Sirviendo, Vivir Amando. Que este sea el mejor día de tu vida"

lunes, 13 de junio de 2011

EL Fracaso no es el final

imageQuizá le resulte difícil creerlo, pero las personas exitosas fracasan casi tantas veces como las que no tienen éxito. En realidad, en promedio, las personas exitosas fracasan dos de cada cinco veces que intentan algo, y las personas no exitosas fracasan tres de cada cinco veces. No es demasiada  la diferencia, ¿verdad? La verdad es que hay muchos aspectos similares entre la persona que falla tres de cada cinco veces y la que falla dos de cada cinco veces, aunque una puede ser clasificada como exitosa y la otra sería tildada de no exitosa.  

  • El primer aspecto similar es que ambas fracasan. No hay ni una sola persona que nunca haya experimentado un fracaso.
  • La segunda similitud es que todas fracasan con frecuencia. No se trata de que fracasamos solo una vez y luego caminamos el resto de nuestra vida con extremo cuidado para de esa manera no volver a fallar. El fracaso es algo que experimentamos todos los días.
  • Y tercero, todos continuaremos fracasando hasta el día de nuestra muerte. La muerte es lo único que nos evitará proseguir fracasando. Algunas veces tengo la sensación de que la gente trata de andar en puntas de pie para llegar a la tumba sin hacer lío durante el camino.

¿Por qué el fracaso edifica a algunos y destruye a otros? ¿Cómo puedo hacer que el fracaso me convierta en una persona mejor?

Muchas personas se concentran en el fracaso en lugar de concentrarse en el éxito. Muy pocas se concentran en el éxito en lugar de en el fracaso. Aquí está la clave.

domingo, 12 de junio de 2011

Nivel Subterraneo

El “nivel subterráneo”. Se trata del nivel de la vida del cual es difícil despegar. Sucede en iglesias, organizaciones y en la vida particular. ¿Alguna vez ha sentido que no lograba ningún progreso, como si se golpeara la cabeza contra una pared? Tenemos que hacer una explosión extra de esfuerzo para atravesar esos niveles que nos impiden ser lo que dios desea que lleguemos a ser. Hay dos maneras de enfrentar los problemas, dos maneras de atravesar esos “niveles subterráneos”. Una es  cambiar el problema. Esta es una solución temporaria y parcial. Podemos tratar de hacer que el problema sea más manejable, pero mañana volverá a escaparse de nuestras manos.

La forma más efectiva de vencer nuestros problemas es cambiar la persona. La adversidad no es nuestro mayor enemigo.

El espíritu humano es capaz de gran resistencia y de echar mano de muchos recursos cuando debe enfrentar la adversidad. No son los problemas los que nos complican.

Alguien dijo: “Haz de un hombre un inválido, y tendrás a un Sir Walter Scott;enciérralo en una prisión, y tendrás a Juan Bunyan; entiérralo en la nieve de Valley Forge y tendrás a George Washington; hazlo crecer en medio de la pobreza y tendrás a Abraham Lincoln; castígalo con una parálisis infantil y se convertirá enFranklin D. Roosevelt. Quémalo tan severamente que los médicos digan que nunca podrá volver a caminar, y tendrás a Glen Cunningham, que marcó el récord mundial de una milla en un minuto en 1934. Ensordécelo, y tendrás a Ludwig vanBeethoven; llámalo lento para aprender, retardado, ineducable, y tendrás a Albert Einstein”...