Vacío... Varios metros abajo, pavimento... Inevitable. La fría muerte.
Leonor recordó que desde muy chica temía que su abuela la llevara a los funerales. Era una experiencia que la aterrorizaba. Ahora ella misma se encontraba a las puertas de emprender el viaje sin retorno. Creía que el suicidio era la única salida a la crisis matrimonial que venía enfrentando. La última discusión con su marido había sido una de las más violentas de los últimos meses. Recordaba, con dolor en el corazón, el momento en el que además de ofenderla verbalmente, la agredió. Jamás imaginó que las cosas llegaran a ese límite.
Desde el piso décimo de aquel edificio, la ciudad lucía esplendorosa. Irónico: a ella le encantaban los atardeceres y también, cuando el sol despertaba, juguetón y travieso, por entre las nubes, escapando de las montañas donde dormía perezoso. Sin embargo, en ese instante, quería morir.
Dolor, tristeza, desilusión, soledad. Bastaba que diera un paso y caería. En cuestión de segundos recorrería la distancia que la separaba del pavimento. Fácil, rápido, sin dolor.
… Y estaba a punto de hacerlo cuando tomó la mejor decisión de sus 27 años de vida: darse otra oportunidad. Pedirle ayuda a Dios. Creer que él podría transformar su marido.
Esa disposición fue el comienzo de una existencia renovada. Con cierta dificultad puso salvar la breve distancia que la separaba de la ventana de su habitación. Dentro de ese espacio que conocía tan bien, sonrió con paz en su corazón. Era atravesar el umbral de un nuevo comienzo. Una decisión acertada…
Decisión por un cambio
Dios tiene grandes planes para nuestras vidas. La decisión es nuestra. Él abre las puertas y formula la oportunidad. Quien determina qué camino seguir somos nosotros, y nadie más.
Dios no nos ve como nosotros somos hoy: hombres y mujeres con errores y debilidades. Él ve lo mucho que podemos hacer tomados de su mano, y el cambio crecimiento—tanto personal como espiritual--, que podemos lograr con Su ayuda.
Y como Él es quien hace el llamado, Él que jamás se equivoca, nos convoca sabiendo a dónde podemos llegar con su ayuda. Siempre estará ahí, latente; quien le da la espalda y decide moverse en su propia voluntad y en sus fuerzas, dejandolo de lado, somos vos y yo. Todo parte de una decisión que determina nuestro éxito o fracaso.
¿Cuántas veces nos vimos ante una dualidad, sin saber qué camino tomar?¿Cuáles fueron nuestros pensamientos ante la posibilidad de perder todo lo material, pero asegurar la vida eterna?
…Decisiones importantes, determinan nuestro éxito o fracaso. Es probable encontrarnos frente a la posibilidad de emprender el cambio y crecimiento—personal y espiritual--, con ayuda de Dios, o continuar el camino en el que podamos encontrarnos hasta hoy.
…Decisiones importantes, determinan nuestro éxito o fracaso.
